"SPAIN'S
ENVIABLE DEMOCRACY": This was a headline in El País that I was about
to dismiss as laughable when I saw the Opinion article below it was
by John Carlin, a Madrid-based commentator whom I admire. So, I read
it with an (almost)open mind. These are the opening and closing
paragraphs and the entire article is posted at the end of this post,
for your edification. I have no problem with any of the sentiments
expressed:-
- "Failure is the opportunity to begin again more intelligently". Henry Ford. The Spanish election campaign has kicked off and there are reasons to be happy. The old Spanish politics was something to cry about, and this is still so, personified in the figure of Mariano Rajoy. But the new politics, represented by Pablo Iglesias and Albert Rivera, the leaders of Podemos and Ciudadanos, provides the welcome news that Spain's political world is beginning to enjoy not only good health but a degree of maturity, decency and rationality which shame the older democracies.
- Mariano Rajoy may win the Spanish elections again, by a narrow margin. But the future belongs to Ciudadanos and Podemos, and perhaps to a PSOE which assimilates the dynamism and some of the ideas of Podemos. The day on which Iglesias or Rivera - intelligent and capable men in any context - sit as the table with those who govern the United States, France or Britain or any other country, neither they nor the Spanish people will have any reason to feel ashamed.
Ensha'allah.
Ojalá.
SAID
ELECTIONS
- 1. The latest number for those undecided ahead of 20D is 41%. This compares with 30% at this stage in 2011. All to play for still.
- 2. Spanish nationals overseas are effectively prevented from postal voting by the bureaucracy involved. The reason given by the PP government is concern about fraud. This is very plausible, of course, but the real reason is more likely to be that the PP would suffer from this. It is, of course, a party which is remarkably familiar with fraud. And all other forms of dishonesty, for that matter. Hence its decline.
SPANISH
CORRUPTION: I'm now nearly 300 pages into judge Garzón's tome on
this and I continue to read it with a slack jaw. The cases – and
the people and money involved – are almost literally incredible.
And they represent only a part of the iceberg. On the one hand, it's
impressive that the Spanish authorities pursue the guilty but, on the
other, it's truly shocking that there's so much corruption and that
so many in power do their utmost to ensure than no one – except the
taxpayer – pays for this. Extracts in due course.
FINALLY .
. . DRUGS: It's reported that Spain 'captures' 40% of Europe's
cocaine and 75% of its hash. I think this means that the police seize
these quantities, rather than Spain accounts for these shares of the
respective market segments.
Don't
overlook my other blog here
JOHN
CARLIN'S ARTICLE
El
fracaso es la oportunidad de empezar de nuevo con más inteligencia.
Henry Ford
Arranca
la campaña electoral española y hay razones para alegrarse. Lo
viejo de la política española es para llorar, y ahí sigue,
personificado en la figura de Mariano Rajoy. Pero lo nuevo,
representado por Pablo Iglesias y Albert Rivera, los líderes de
Podemos y Ciudadanos, nos presenta con la grata noticia de que el
mundo político en España empieza a gozar no solo de buena salud
sino de un grado de madurez, decencia y racionalidad que deja en
evidencia a las democracias más antiguas.
Puede que
se sorprendan al leer estas palabras aquellos españoles que tanto
disfrutan con la autoflagelación patria. Me sorprendo a mí mismo ya
que soy de los que lleva años diciendo que en la política española
lo que reina es la mediocridad. Partía siempre de la premisa de que
en el país donde nací, Gran Bretaña, en otro donde trabajé como
corresponsal, Estados Unidos, y en Francia, la cuna de la
Ilustración, la política se ejercía con una seriedad y
sofisticación manifiestamente superior a lo que veíamos en España.
Pues ya
no. De manera algo inquietante, ya que no hay nada más desgarrador
que abandonar una idea fija, iba sospechando últimamente que algo
estaba cambiando. Lo que me acabó de abrir los ojos fue el debate de
la semana pasada entre Iglesias, Rivera y el líder del PSOE, Pedro
Sánchez.
La
seriedad, la rapidez mental, el manejo de los datos, la agilidad
verbal y, pese a sus diferencias, el trato mutuo respetuoso que
exhibieron los jóvenes dirigentes indica que estamos frente a una
nueva realidad, que el futuro de la democracia en España está en
buenas manos. Lo que se detecta es no solo un salto de calidad
respecto a la podredumbre de la política española de los últimos
20 años, sino un nivel de sensatez y cordura difícil de encontrar
hoy en día en cualquier otro lugar del mundo.
El chulito
Aznar; el endeble Zapatero; la momia Rajoy: lamentable que desde 1996
esto fuera lo mejor que la política española haya sido capaz de
producir. Se presentaban en foros internacionales o se reunían cara
a cara con los jefes de gobierno del norte de Europa, o Estados
Unidos, y no estaban a la altura. Sabiéndose impostores en semejante
compañía (sí, Aznar en el fondo también), los tres a su manera se
achicaban, visiblemente incómodos cuando eran invitados a subir a
las mesas de la gente grande. A lo largo de estos años personas que
han ocupado altos cargos en la Foreign Office o en el 10 de Downing
Street me han dicho que tanto los jefes de gobierno británicos como
los franceses, alemanes, holandeses y otros han llegado a sentir
vergüenza ajena a la hora de sentarse a dialogar con individuos de
tan bananero nivel.
Hoy todo
empieza a cambiar. Quizá no lo hayan entendido aún, pero los mismos
que antes veían a España desde fuera con desprecio hoy deberían
mirarla con un punto de envidia, particularmente en el contexto del
fenómeno más interesante de nuestros tiempos en Europa y Estados
Unidos: la abrupta aparición en el ámbito político de partidos o
personalidades —“los insurgentes”, les llama la prensa
británica— que amenazan con romper el orden establecido. Hagamos
un repaso de las nuevas figuras equivalentes a Iglesias y Rivera en
el panorama internacional.
En Estados
Unidos, un racista misógino que insulta a mexicanos, musulmanes y
descapacitados, que es un analfabeto en política internacional y que
sufre para completar una frase en inglés sin cometer un error
gramatical es hoy el favorito para ganar la candidatura presidencial
del partido de Abraham Lincoln. El bocazas ignorante del que hablamos
es el republicano Donald Trump, que llevaba cinco puntos de ventaja
sobre la probable candidata demócrata, Hillary Clinton, en una
reciente encuesta nacional.
En
Francia, el indisimuladamente xenófobo Frente Nacional (FN) de
Marine Le Pen gana más apoyo cada día, sacando descarado provecho
de los atentados terroristas de París. Un par de victorias esperadas
en elecciones regionales servirían como plataforma para que Le Pen
monte un asalto plausible la presidencia de la nación en 2017.
En Gran
Bretaña, el partido UKIP, versión Monty Python cervecera del galo
FN, consiguió cuatro millones de votos en las elecciones generales
de mayo. La izquierda insurgente ha irrumpido en el antiguo partido
laborista a través de la figura de su nuevo líder, Jeremy Corbyn,
caricaturesco “anti-imperialista” estancado en los dogmas de los
años setenta que exhibe más interés en la protesta callejera que
en el poder parlamentario, en aferrarse a su infantil certidumbre
ideológica que en ganar elecciones.
Rivera e
Iglesias inspirarán rechazo entre aquellos que insisten en
considerarlos o reaccionarios o peligrosos radicales, pero son gente
moderada y pragmática comparado con los Trump, los Le Pen, los
Corbyn o Nigel Farage, el borracho que lidera UKIP. Vale la pena
repetirlo: pese al desempleo masivo que hay en España y la ola de
inmigrantes que ha llegado a sus fronteras en los últimos 15 años,
ni Ciudadanos ni Podemos apela a los bajos instintos tribales para
ganar votos.
Es cierto
que Iglesias no esconde sus simpatías por el Corbynismo pero bajo su
mando Podemos se ha convertido, a diferencia del suicida laborismo
británico, en un partido que aspira a ganar el centro político.
Iglesias ha tenido la sensatez de distanciarse del chavismo y de
Vladímir Putin, mientras Corbyn no solo sigue sin matizar su apoyo
al caótico y dictatorial régimen venezolano sino que tiene un
número dos que el otro día sacó el libro rojo de Mao Zedong
durante un debate parlamentario y ha nombrado como director de
estrategia y comunicación de su partido a un periodista que ha sido
el principal apologista en Occidente del antidemocrático líder
ruso.
Posiblemente
Mariano Rajoy vuelva a ganar las elecciones españolas, por un escaso
margen. Pero el futuro pertenece a Ciudadanos y Podemos, y quizá a
un PSOE que asimile el dinamismo y algunas ideas de Podemos. El día
que Rivera o Iglesias, hombres inteligentes y capaces en cualquier
contexto, se sienten en la mesa con los que gobiernan en Estados
Unidos, Francia o Gran Bretaña —o cualquier otro país— ni ellos
ni los españoles tendrán motivos para sentirse avergonzados.
Random foto - to deal with FB problem . . .
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